en juguetes viajeros
Ojalá existiera avión para llegar a la ciudad de Huancayo, la incontrastable, que de verdad más adecuado sería la incontable, la condenable, la inenarrable, o algún otro "able" que denote un descripción exacta de tanto desorden, suciedad y polvo, se nota que Salazar Bondy y su Lima la horrible dejaron de pisar esta localidad, no, no es resentimiento por el rechazo de alguna huancaína que de paso vale la pena decirlo, todas te miran a los ojos cuando te las cruzas en la calle, es que si no puedo caminar más de una cuadra sin sentir que voy a ser lanzado al piso y despojado de todo lo que llevo encima, previa punzada inmovilizante en el cuello, la calificación que le doy es baja y la admiración brilla por su ausencia.
Volviendo a lo del avión, es incomodísimo pasar 8 horas de tu vida en un bus y para ganarle tiempo al tiempo: de noche, o sea que aparte de no dormir, tienes que soplarte el trayecto rogando para que tus piernas no existan, el dolor al llegar en la mañana es insoportable, "afortunadamente" al dejar el armatoste, con tanto frío matinal en lo último que piensas es en el dolor.
¿La gente? como en toda provincia, muy amable, hasta que se nos ocurrió ir a comprar lomo fino, que llega a S/.18,00 (US$5.50) el kilo en Lima. El mercado Modelo, enorme, está ubicado cual isla en medio de camioneros, tiendas mayoristas, de licor, vendedores ambulantes y una cantidad (enorme como el mercado) de station wagon que se plantan para tocarte claxon, como si se pusieran de acuerdo. Dentro del mercado puedes hallar carne a precios comodísimos, incluído el tradicional lomo fino a S/.6 (US$2) el kilo. Con la emoción colándose hasta el tuétano como el frio de m... este, compramos cada uno 8 kilos, felices de la vida hasta el día siguiente que, ya en Lima, mi viejita y el carnicero de confianza de mi compañero de trabajo por allá por Magdalena se burlaban de nuestra habilidad para confundir el lomo fino con carne simple para estofado y encima pagar más de la cuenta, dije que la gente era amable, no que era honesta, al menos el estofado estaba rico y cada bocado era una plegaria a todos los patronos de Huancayo con los ojos bien cerrados para que siquiera sea carne de res, en fin.
La vida nocturna es bien movida, basta ver la cantidad de discotecas en el centro y según lo que me contaron, aumentan en proporción con la cantidad de heridos por botellazos, atropellos o choques en plena fiebre de sábado por la noche, ojalá usaran aquellas energías suicidas y choborristas en arreglar su ciudad más allá de la Plaza de Armas.
Como contraste, porque sí lo hay en esta "incontrastable", las afueras muestran un paisaje muy bello, cerros magníficamente verdes y es obligado darse un paseito por Ingenio, para degustar un par de deliciosas truchas, y Ocopa, famoso por su convento y la hermosa vista que gobierna las alturas donde está ubicado, el valle en sí es un gran espectáculo, más de un Huancaíno orgulloso nos contaba que como "el valle del Mantaro no hay otro igual, ni más grande", y quizá tenga razón, pero sí se equivocaría si me dijera que las artesanías son inigualables, encontré las mismas que en Arequipa, pero con "Huancayo - Perú" bien pintadito, ¿incontrastable?... sí, creo que ya me convencí.
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