sábado, noviembre 12, 2005

Y el cuco de los cuentos japoneses volvió

en juguetes políticos y muy sucios

Desde hace 5 años, cuando Fujimori envío por fax la renuncia a su tercer periodo de presidencia, (que quizá nunca ganó), ha corrido tanta agua bajo el descolorido puente Trujillo como analistas políticos que daban cuenta de la utopía de una vuelta bajo el sello de la extradición del chino prófugo, amparado sospechosamente por un gobierno nipón que más que proteger a un "súbdito" busca seguramente guardar algún sucio secreto con nuestro, (100% japonés, 100% peruano), chino-chino-chino, quizá hasta con el mismo ritmo y guaguancó.

Pero un día el cuco de los cuentos apareció detrás de la puerta y el gallinero entero se alborotó, no fue casualidad entonces el mitin convocado por la crema y nata fujimorista el mismo día de su aparición oficial en Sudamérica, no fue casualidad el cambio de diseño de ese sucio pasquín noventero llamado irónicamente "La Razón", como tampoco fue por amor al chancho la re-unión de esa diabólica trinidad llamada Cambio 90, Nueva Mayoria y Sí Cumple, ahora la escatológica maquinaria política del decenio pasado vuelve a la carga y más de uno en el gobierno local traga saliva, con o sin traductores de por medio, pero Punta Sal nunca está lejos, quién mejor que Toledo para afirmarlo.

Por lo pronto el huracán Fuji ya cobró sus primeras víctimas, para remate sin ser peruanas: Los trabajadores aeroportuarios de México y Chile, dejando este último país con cara de chupar limón por la papaza caliente que le ha caido encima, ad portas de un tratado de libre comercio con Japón y en plena tensión limítrofe con Perú, llevándolo a amordazar políticamente al prófugo, ¿pensó bien Fujimori su estrategia? arriesgadísima eso sí, pero el Canciller Walker (Texas Ranger) sacó las pistolas al instante y ha sido muy claro: No permitirá que Chile sea el epicentro mediático de las próximas elecciones peruanas, ¿significa que nos entregarán al delincuente? o cederán a las presiones asolapadas que vienen del otro lado del mar devolviendo el sushi que ingresó como pisco, por lo pronto, el ganador sigue siendo Fujimori cuya imagen se hace más fuerte aquí y renace la esperanza de un grupo de buitres, gallinazos y hienas, quienes sueñan volver al poder una vez más y seguir lactando de esa teta ya gastada (y con estrias) que es el Estado.

Un nuevo papelón para la cada vez más triste justicia peruana, bastante camino por recorrer en estos dos meses con expedientes de extradición y muchísima decepción de parte del peruano de a pie, quien espera resignado la vuelta en hombros del ex-mandatario de la misma manera como observó estupefacto el regreso con palmas y vítores de otro archiconocido de Palacio: Alan "patadita" Garcia, después de haber dejado el país en una crisis muchísimo más grave que la del chino rata, curiosamente el simbólico aprista no se ha pronunciado sobre el tema con tan buen cálculo político que ya apesta, pues busca los votos de aquellos que lo persiguieron hace 10 años, demostrando que en el poder todo vale, hasta besar estiércol, pobre Perú mío, ahora quién podrá defendernos.

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