en juguetes diarios
Lástima que terminó....
Casi como unas pequeñas vacaciones, apenas cuatro días que a cualquiera le saben como miel, algunos de mis amigos viajaron, otros permanecieron y la mayoría de mis compañeros de trabajo decidió quedarse en Lima, incluso yo, descubriendo sin querer queriendo que también se puede disfrutar de paz en esta ciudad.
Ahora, apenas con unos minutos antes de irme a dormir, siento la enorme necesidad de continuar eternamente con estos días, pero la realidad me obliga a poner el despertador a las 6:00am, alistar la ropa que usaré mañana, lustrar zapatos y zambullirme en esa máquina del tiempo (mi cama) que sólo sirve para avanzar bien abrigado con un par de pestañadas , lo pasado se queda entre dos neuronas, una que otra en este blog.
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