en juguetes viajeros
El camino a Kuelap comienza a las 9:00am, alguien va a buscarme a mi puerta y luego de 10 minutos salgo de la habitación. Llegando al transporte el guía me dice como quien no quiere la cosa: "estamos 5 minutos tarde", lo asumí como regaño. Saludo al grupo que esperaba en la camioneta, (nadie me lo devolvió), y empezamos el recorrido.
Son dos horas aproximadamente las que nos separan de la fortaleza y todo a través de un camino que se convierte a veces en un reto a los nervios por los abismos que recorre y el peligro que caigan unas piedritas de varias toneladas encima. El guía nos distrae de esa preocupación con algunas historias, pero el par de gringos que nos acompañan parecen asustados con lo peligroso del camino, lo demostrarían luego en algo que no merece la pena detallar.
El panorama al llegar a la fortaleza es espectacular, imagino que lo será más cuando el cielo no esté tan nublado, ¡pero qué importa!, igual me agradó.
Visitamos por un par de horas el lugar, observando las construcciones así como algunos detalles que el guía complementaba. Las figuras que decoran el lugar también llaman la atención y hay una que se "adelantó" a su época.
Por lo demás, las construcciones demuestran cierto grado de deterioro que las restauraciones tratan de componer, y aquí hago una acotación. Mucha gente menciona que Kuélap puede hacerle la competencia a Macchu Picchu, yo la verdad no creo, la fortaleza parece un complemento a la antigua ciudad cusqueña. Mientras Kuelap ofrece un gran panorama de los alrededores, la ciudad Imperial en sí es parte de un gran panorama, aparte que Macchu Picchu está mejor conservada. Fotos de rigor y el regreso a la ciudad, previo almuerzo en un pueblo a mitad de camino, otras 2 horas.
Un comentario cortito, los holandeses y los chilenos que nos acompañaron me parecieron algo sobrados.
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